La termoterapia con vapor crea una especie de neblina por toda la sala, que al posarse sobre la superficie corporal formará gotas asemejándose al sudor, haciendo la función de dispersar el calor y refrigerar el cuerpo.
Beneficios:
Acelera las funciones metabólicas, aumentando la respiración, la frecuencia cardiaca y estimulando por tanto el sistema nervioso y hormonal.
Produce una equilibrada dilatación de los poros, que elimina toxinas e impurezas.
Al dilatarse los poros y entrar el vapor de agua se produce una limpieza de la piel, quedando suave.
Al humidificarse las vías aéreas se producen un efecto expectorante, útil en situaciones de resfriado, tos, sinusitis y otras afecciones del sistema respiratorio.
El sistema cardiorrespiratorio aumenta su capacidad de intercambio de oxígeno y ventilación, produciéndose beneficios en los procesos de recuperación de esfuerzo.
Tiene un efecto mayor de relax en comparación a la termoterapia de calor seco, aunque al inicio hay que acostumbrarse a la sensación de agobio que produce el respirar aire tan saturado de vapor de agua.
Se debe alternar con baños de agua fría y con la peculiaridad que también se suelen introducir sesiones de masaje, de ahí el efecto aún más relajante.